- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
En un mundo cada vez más preocupado por la sostenibilidad y el cuidado de la salud, la industria alimentaria enfrenta el desafío de adaptarse a nuevas demandas sin comprometer la seguridad alimentaria, combinando en sus procesos de elaboración las últimas tecnologías disponibles y unos rigurosos controles sanitarios, aplicados tanto para innovar en nuevos productos como a mantener la esencia de los productos más tradicionales como, por ejemplo, las bebidas refrescantes.
Las bebidas refrescantes
Son bebidas sin alcohol, compuestas fundamentalmente por agua a la que se le añaden otros muchos ingredientes —azúcares, edulcorantes, zumos, gas, cafeína, aditivos…— que dan lugar a distintos productos y sabores, de acuerdo con la actual reglamentación técnico-sanitaria.
Según la Asociación de Bebidas Refrescantes (ANFABRA), su elaboración comienza con el suministro y tratamiento del agua, que puede proceder de la red municipal, de un pozo privado o de manantiales. El agua, ya potable, se somete a diversos tratamientos para elaborar las bebidas.
A continuación, a esta agua tratada se le añaden azúcares o edulcorantes sin calorías y otros ingredientes como zumos, vitaminas, cafeína, minerales, aromas… según la variedad de bebida que se esté fabricando. Si se trata de bebidas con gas, se añade también anhídrido carbónico —que forma las burbujas y actúa como conservante— y si son sin gas se someten a un tratamiento de pasteurización, antes o después del envasado, para conservar sus propiedades.
Seguidamente, la bebida ya elaborada se trasvasa automáticamente a los envases individuales por medio de una máquina llenadora, después se pasan a otra donde se cierran, y se lleva a cabo una inspección final para comprobar que el nivel de llenado es el correcto.
El siguiente paso es el atemperado. En el caso de las bebidas con gas se realiza para evitar condensaciones, ya que éstas se envasan a una temperatura inferior a la ambiental. Y en el de las bebidas sin gas se atemperan tras el pasteurizado para evitar que se deterioren por las altas temperaturas.
De aquí pasan al etiquetado, que contiene toda la información relativa a la composición, aporte energético, datos de fabricante y, además, un código que permite conocer la trazabilidad del producto en todas las etapas, una garantía de seguridad adicional.
Y finalmente, las bebidas refrescantes se almacenan en cajas o palets identificados y en condiciones ambientales adecuadas, a la espera de su distribución al mercado, que en el caso de España se realiza normalmente por carretera.
La entrada Así se fabrica un producto: las bebidas refrescantes aparece primero en Diario de Gastronomía: Cocina, vino, gastronomía y recetas gourmet.
Ver Fuente
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones