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Y para ayudar a mejorar estos dos importantes aspectos, una buena solución podría ser la técnica del batch cooking (cocinar en lote), que consiste en cocinar toda la comida que se va a consumir a lo largo de la semana, en apenas un par de horas, ahorrando tiempo y recursos. Al menos así lo aseguran desde Sanitas, a través de su programa Healthy Cities, añadiendo que si se optimizan los ingredientes, los procesos de cocinado y se estructuran debidamente los platos de cada día y noche, se puede conseguir una dieta más equilibrada, lo que repercute en el ahorro de comida, tiempo y dinero.
“Está demostrado que es más difícil tener una dieta adecuada cuando se recurre a la improvisación del día a día, ya que se tiende a consumir más alimentos procesados e instantáneos y/o a repetir comidas y no tener variedad en la alimentación. Con una buena organización, el batch cooking nos permitirá mejorar sustancialmente nuestra calidad de vida”, explica Sara Rueda nutricionista de BluaU Sanitas.
Además, una mejor organización alimenticia repercute igualmente en un menor gasto de luz, agua y electricidad en casa, y reduce la compra y uso de envases y plásticos, dos acciones que se traducen en un beneficio ecológico para la sostenibilidad de los entornos y ciudades.
Batch cooking y aprovechamiento
En este sentido, el batch cooking permite también reducir el impacto medioambiental y mejorar la alimentación al utilizar ingredientes que a lo largo de la semana podrían llegar a estropearse, ofreciendo un amplio abanico de opciones y platos que se pueden elaborar con estos sobrantes:
- Verduras. Ofrecen mucha más versatilidad de lo que se suele pensar, encajando en infinidad de platos según la forma que le demos a las verduras. Si tenemos verduras que se van a estropear, se pueden aprovechar para elaborar pistos, cremas o purés, hasta snacks hechos al horno o en tempura o incluso albóndigas, salteados, gazpachos y salmorejos.
- Frutas. Son alimentos que suelen madurar rápido y estropearse con mucha facilidad, por ello se pueden aprovechar para elaborar mermeladas caseras sin añadir azúcares, compotas, zumos o batidos. Además, también ofrecen soluciones muy socorridas para ensaladas, aportando vitaminas y evitando otros ingredientes más insalubres o grasos.
- Carnes y pescados. Utilizar los restos de huesos y espinas de animales para elaborar sabrosos caldos o para dar sabor a arroces y paellas es una técnica tradicional en la cocina española. Además, con los restos de pollo, ternera, cerdo o pescado, si se recupera mucha carne y se pica, se puede aprovechar para el relleno de croquetas, empanadillas o berenjenas, que pueden cocinar al horno, evitando el exceso de aceite de los fritos.
- Lácteos. Los que tengan una fecha de caducidad muy próxima se pueden aprovechar no sólo para recetas de repostería, sino también para crear salsas para platos salados, como ensaladas o carnes, entre ellas la salsa de yogur.
- Legumbres. Las lentejas, por ejemplo, se pueden aplastar y juntar para hacer filetes o hamburguesas vegetales. Los garbanzos se convierten en humus o falafel, las habas pueden ser un paté vegetal y las alubias mejoran muchos platos soperos.
Estos alimentos, además, tienen una excelente conservación en la nevera, (sobre todo una vez que han sido cocinados), así como, en el congelador y, por tanto, son ideales para el batch cooking.
La entrada Batch cooking o cómo preparar en dos horas la comida de toda la semana aparece primero en Diario de Gastronomía: Cocina, vino, gastronomía y recetas gourmet.
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