Una campaña que va a estar marcada por la certificación de tres nuevas variedades de cereza: Van, Lapins y Burlat, que se unen a la ya tradicional Navalinda, lo que supondrá que la Denominación de Origen va a poder contar con unos 6,5 millones de kilos más de cereza respecto al año anterior.
La incorporación de estas tres nuevas variedades fue solicitada por la DOP para así poder hacer frente a la reducción de la producción experimentada en las últimas campañas. Y es que en los últimos treinta años, el cambio climático y la evolución natural de los cultivos han afectado a las variedades hasta ahora existentes, provocando floraciones tempranas e irregulares y reduciendo el periodo de maduración del fruto. De hecho, en el Valle del Jerte se cultivan más de cien variedades de cereza y picota, pero solo ocho de ellas cuentan con el sello de calidad de la Denominación.
Las primeras cerezas del Valle del Jerte
Las primeras cerezas certificadas pertenecen a la variedad Burlat, la más temprana, con un calibre de entre 22 y 28 milímetros, cuya producción se extenderá hasta finales de mayo o principios de junio. La siguiente variedad en certificar será la clásica Navalinda, seguida de la Van, las picotas y, por último, la variedad de cereza Lapins, la más tardía y numerosa, que se estará recogiendo hasta principios de agosto y se espera que suponga entre un 30 % y 40 % del total de la producción.
“Por el momento, la campaña avanza con unos quince días de retraso como resultado del extenso período de lluvias de los primeros meses de la primavera. Sin embargo, más allá de las precipitaciones, no se han desarrollado graves procesos meteorológicos, y se prevé una buena campaña tanto en volumen como en calidad, siempre que la climatología lo permita”, explican desde el Consejo Regulador.
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