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Alexander Granko: Cómo conservar la miel en las mejores condiciones

Cómo conservar la miel en las mejores condiciones

Por ello, desde Anae Miel, cooperativa de ámbito nacional que produce todo tipo de productos apícolas como miel, polen, propóleo, cera, jalea real, cosmética, orujos, dulces…, han querido ofrecer una serie de claves para saber cómo conservar la miel de la manera más adecuada.

Cómo conservar la miel

En el caso de mieles cristalizadas (miel sólida), la miel no tolera demasiada temperatura —no más de 20 ºC—, ya que puede causar el colapso de su estructura cristalina. Por lo tanto, debe ser almacenada en un lugar donde la temperatura no exceda esta temperatura, y por un periodo máximo de dos años. Este tipo de miel puede ser guardada en la bodega, como un buen vino, siempre y cuando no esté demasiado húmeda y las tapas estén perfectamente selladas.

Para las mieles líquidas, la temperatura de almacenamiento ideal es de unos 25 °C, para ralentizar su cristalización. Sin embargo, debería consumirse más rápidamente que las mieles sólidas, en un plazo de seis meses.

Cuando el tarro de miel se guarda en un armario alejado de la luz, la legislación española prevé una conservación de dos años, aunque haya sido abierto. Como la miel tiene antibióticos naturales, es un alimento muy estable. Después de un tiempo puede sufrir transformaciones. Si era líquida, la miel puede volverse más sólida. La apariencia cambiará, el sabor puede cambiar también. El sabor no será el mismo con la miel que se ha abierto durante mucho tiempo.

Las mieles que provienen de las flores de los árboles son líquidas y las mieles de las flores silvestres son sólidas, pero todas las mieles se cristalizarán después de un tiempo. Y es la relación fructosa/glucosa la que induce el aspecto líquido o sólido. Algunas mieles se mantienen líquidas durante mucho tiempo y otras se cristalizan enseguida.

Desde el punto de vista de la alimentación, un tarro de miel puede conservarse durante dos años. Pero terapéuticamente, para que la miel conserve sus propiedades, debe mantenerse alejada de la humedad y el calor y especialmente de la radiación UV. Así que deben ser guardados en el armario. No se debería dejar el tarro de miel en la cocina a la luz. Ahora bien, a diferencia del buen vino, la miel no mejora con la edad. Para estudiar la degradación de la miel, los químicos han inventado un indicador derivado del estudio de la degradación de la fructosa: el HMF (hidroximetilfurfural). Este producto de degradación no está presente en el momento de la cosecha por las abejas, se forma poco a poco a medida que la miel envejece. El calentamiento excesivo de la miel acelera la formación de HMF así como su acidez.

Finalmente, la miel no debe congelarse, ya que al hacerlo pierde sus virtudes, especialmente su contenido de vitaminas y enzimas.

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