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Alexander Granko: El agua desperdiciamos cuando desperdiciamos un alimento

El agua desperdiciamos cuando desperdiciamos un alimento

Son tan solo alguno ejemplos de cómo el desperdicio de alimentos también significa desperdicio de agua con los que Too Good To Go —empresa certificada B Corp y app para salvar excedente de comida en el mundo—, con motivo del Día Mundial del Agua hoy miércoles, 22 de marzo, ha querido sensibilizar sobre el impacto del desperdicio de alimentos en los recursos de agua dulce, y sobre cómo el simple gesto de ahorrar alimentos puede desempeñar un papel significativo en la maximización de nuestros limitados recursos y tener un impacto positivo en el planeta.

De hecho, en el caso de España, según el último informe del Ministerio para la Transición Ecológica, en febrero de 2023 se ha producido un incremento de las Unidades Territoriales de Sequía (UTS) que se encuentran en situación de sequía prolongada, que han pasado de 13 a 22. Además, los últimos años han sido especialmente secos para España, registrándose menos lluvias de lo normal en prácticamente todo el país. Y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) alerta de que la falta de lluvias expone al país a una situación de ‘sequía meteorológica de larga duración’ que no está claro cuándo acabará.

El desperdicio de alimentos también significa desperdicio de agua

La producción mundial de alimentos consume una cantidad elevada de agua, estimada en torno al 70 % de los recursos mundiales de agua dulce, y el desperdicio mundial de alimentos representa el 24 % de toda el agua utilizada en la agricultura, según el informe de la FAO de 2013. Esto pone de relieve la necesidad de reducir el desperdicio de alimentos para ayudar a conservar este preciado recurso.

En este sentido, se denomina como Huella Hídrica la cantidad de agua que utilizamos en actos normales de nuestra vida diaria como producir nuestra comida, o en procesos industriales y generación de energía, incluyendo la que ensuciamos y contaminamos a través de esos mismos procesos.

En el caso de los alimentos, y aunque la huella hídrica puede variar según el lugar de producción y los métodos utilizados, algunos ejemplos de las cantidades de agua necesarias para producir alimentos podrían ser los siguientes:

Café: una taza típica de café (125 ml) requiere aproximadamente 140 litros de agua, principalmente para cultivar la planta de café y procesar los granos.

Lácteos: para producir un litro de leche se necesitan unos 1000 litros de agua, que se utiliza para el abrevadero de los animales, la producción de piensos y las instalaciones de procesamiento.

Plátano: tirar 1 plátano supone un gasto de agua suficiente para ducharse durante 10 minutos.

Manzana: una sola manzana requiere unos 125 litros de agua para crecer.

Chocolate: para producir 1 kg de chocolate se necesitan unos 17 000 litros de agua, la mayor parte de los cuales se utilizan para cultivar y procesar las habas de cacao.

Arroz: el arroz es un alimento básico para miles de millones de personas y su cultivo requiere mucha agua. Se necesitan unos 2500 litros de agua para producir 1 kg de arroz.

Huevos: los huevos son un producto muy popular en la cocina. Un huevo de 60 gramos tiene una huella hídrica de unos 200 litros.

Aguacate: es un cultivo muy intensivo en agua, ya que requiere unos 2000 litros de agua para producir 1 kg del fruto.

Baguette: una baguette tradicional tiene una huella hídrica de 155 litros de agua.

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