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Además, esos momentos pueden convertirse en una buena ocasión para estar juntos y para compartir experiencias que van más allá de cocinar. Por ello, desde el Instituto Silestone —plataforma internacional del Grupo Cosentino dedicada al conocimiento del espacio de la cocina— han querido ofrecer una serie de consejos para hacer de la cocina un espacio de aprendizaje para los más pequeños.
La cocina, espacio de aprendizaje para los más pequeños
Salud y autocuidado. La cocina es el lugar perfecto para enseñar a los niños a conocer los distintos tipos de alimentos y a llevar una alimentación saludable, una competencia que les acompañará siempre y les ayudará a mantenerse más sanos, cuidarse de manera activa y responsable y tener mejor calidad de vida.
Cultura gastronómica. El recetario tradicional es un bien cultural de una comunidad que no podemos perder y la manera de protegerlo es transmitirlo de generación en generación fomentando también la creatividad y la imaginación en la cocina.
Trabajo colaborativo. Cocinar en familia, además de promover la comunicación entre padres e hijos, desarrolla la empatía y fomenta el trabajo en equipo, repartiendo las tareas para que todos colaboren en conseguir un objetivo común: la preparación de una deliciosa comida o de su postre favorito.
Sostenibilidad. A través de recetas apropiadas para cada época del año utilizando ingredientes de temporada incentivamos el uso de alimentos de producción sostenible y de cercanía explicándoles a los niños las ventajas para la salud de las personas, las sociedades y el medio ambiente.
Consumo responsable. Aprender a gestionar los alimentos a la hora de comprar, conservar y cocinar, así como evitar su despilfarro es la mejor manera de ahorrar, pero sobre todo de enseñar el valor, más allá del económico, de los alimentos.
Economía circular. Una buena oportunidad para aprender no solo a reciclar sino también a reutilizar y reducir, recordando a los niños y niñas que los recursos son limitados y que no podemos malgastarlos. La economía circular también implica compartir, un valor muy importante que los más pequeños deben aprender.
Solidaridad. Mostrando nuestro apoyo a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles, podemos aprovechar la cocina para desarrollar su lado más solidario colaborando, por ejemplo, con un banco de alimentos.
Entornos seguros. La seguridad es un requisito indispensable en la cocina. Enseñarles el manejo seguro de utensilios y electrodomésticos en la cocina, así como las precauciones al manipular objetos y alimentos calientes es fundamental, ya que tarde o temprano se enfrentarán a ello y será mejor si están preparados.
Prevenir toxoinfecciones alimentarias. Y, por último, es muy importante hablarles de la necesidad de la limpieza e higiene de la cocina y de los alimentos, inculcándoles que manipularlos de la forma correcta les ayudará a protegerse de las enfermedades más comunes de transmisión alimentaria.
La entrada Cómo hacer de la cocina un espacio de aprendizaje para los más pequeños aparece primero en Diario de Gastronomía: Cocina, vino, gastronomía y recetas gourmet.
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